Por Juan Pablo Ojeda
La Comisión Federal de Electricidad decidió meter el acelerador para evitar apagones y preparar al país para lo que viene. Con el crecimiento de la demanda eléctrica y el reto de la transición energética sobre la mesa, la empresa pública anunció la construcción de cuatro nuevas plantas de ciclo combinado a base de gas natural, un movimiento clave para reforzar el Sistema Eléctrico Nacional.
La directora general de la CFE, Emilia Calleja Alor, explicó que estos proyectos forman parte de la planeación de largo plazo del sector eléctrico y buscan algo muy concreto: que el Estado recupere la capacidad de ordenar y regular el sistema, garantizando que al menos el 54% de la generación eléctrica permanezca en manos públicas. Dicho en sencillo, se trata de que la luz esté garantizada y no dependa solo del mercado.
Estas nuevas centrales permitirán sumar cerca de 3 mil megawatts de capacidad instalada, lo que equivale a energía suficiente para millones de hogares. La inversión estimada ronda los 4 mil 328 millones de dólares y está pensada para fortalecer la generación “firme”, es decir, aquella que puede responder de inmediato cuando la demanda sube o cuando las energías renovables no alcanzan por falta de sol o viento.
Uno de los puntos que destacó Calleja es que, en la mayoría de los casos, no se empezará desde cero. Las nuevas plantas se construirán dentro de instalaciones ya existentes de la propia CFE, aprovechando terrenos, líneas de transmisión y acceso al gas natural. Esto permite reducir costos, acortar tiempos de construcción y disminuir riesgos técnicos y administrativos, incluyendo la obtención de permisos.
La primera señal de arranque ya está dada. La CFE inició la construcción de una central de ciclo combinado en Francisco Pérez Ríos Tula, en el estado de Hidalgo, la primera de este tipo durante la actual administración. A ella se sumarán los proyectos que se encuentran en distintas etapas: la central de combustión interna en Los Cabos, que está en proceso de reevaluación, y las plantas de Salamanca II en Guanajuato, Altamira en Tamaulipas y Mazatlán en Sinaloa, todas en fase de desarrollo de ingeniería básica.
Más allá de la infraestructura, el anuncio tiene un trasfondo de política pública. Calleja subrayó que estas obras están alineadas con el Plan Nacional de Energía, que plantea una transición gradual hacia fuentes renovables sin poner en riesgo el suministro eléctrico. El uso de gas natural, explicó, permite reducir emisiones frente a tecnologías más contaminantes y avanzar en los compromisos internacionales de México en materia ambiental.
En la misma línea, la secretaria de Energía, Luz Elena González Escobar, señaló que la energía firme que debe aportar la CFE ya está en proceso de construcción o en etapa de planeación avanzada. Esto, dijo, garantiza que el país cuente con respaldo suficiente mientras avanza la transición energética.
En resumen, la apuesta del gobierno es clara: fortalecer a la CFE, asegurar que no falte la luz y preparar al sistema eléctrico para un futuro con más consumo y más energías limpias, pero sin improvisaciones. Porque en energía, quedarse corto puede salir muy caro.
