El futuro del hospedaje de lujo se está construyendo en los cielos de Dubái. El Ciel, que promete convertirse en el hotel más alto del mundo, abrirá sus puertas a finales de 2025 y elevará el concepto de alojamiento a nuevas alturas —literalmente— con más de 360 metros de elevación y 82 plantas. Su ubicación privilegiada en Dubái Marina, el puerto deportivo artificial más grande del planeta, le otorgará vistas inigualables del Golfo Pérsico, Palm Jumeirah y el icónico Burj Khalifa.
Este ambicioso proyecto contará con 1,004 habitaciones, incluyendo 147 suites, y ofrecerá a sus huéspedes panorámicas de 360 grados gracias a sus ventanales que van del piso al techo. El diseño del hotel está a cargo del estudio de arquitectura NORR, famoso por haber concebido el Atlantis The Palm, otro símbolo de la opulencia en Dubái. Con su inauguración, el Ciel desbancará al actual poseedor del récord, el hotel Gevora, también en Dubái, que alcanza los 357 metros de altura.
Entre los elementos más impresionantes del Ciel se encuentra la que será la piscina infinita más alta del mundo, ubicada a 304 metros sobre el suelo, en la planta 76. Esta es parte del Tattu Sky Pool, un complejo que incluirá restaurante, bar y lounge distribuidos en tres niveles del hotel. El restaurante Tattu estará en el piso 74, mientras que el Sky Lounge ofrecerá una experiencia elevada —literal y sensorialmente— desde la planta 81.
El diseño interior del hotel no se queda atrás. Un atrio ajardinado se extenderá a lo largo de 12 niveles, mientras que un restaurante exclusivo se ubicará a 350 metros de altura, ofreciendo cenas literalmente “en las nubes”. Según datos recientes del promotor del proyecto, China Railway 18th Bureau Group (CR18BG), los trabajos de acondicionamiento del vestíbulo ya alcanzan un 65 % de avance. Las áreas de comedor registran un 50 % de progreso, el mobiliario de las habitaciones un 45 % y la terraza de ocio un 40 %, cifras que confirman que la obra se encuentra en su recta final.
El Ciel no solo será un nuevo referente del turismo de lujo, sino también un testimonio de la ambición arquitectónica de Dubái, una ciudad que continúa superando sus propios límites. En paralelo, otros países buscan alcanzar sus propias marcas: recientemente, Canadá celebró la llegada de su primer edificio “superalto” con el rascacielos One Bloor West, en Toronto, que alcanzó los 300 metros de altura. Aunque aún lejos de los récords emiratíes, este avance marca un nuevo capítulo en la arquitectura vertical de América del Norte.
En definitiva, el Ciel no solo busca dominar el horizonte de Dubái, sino también consolidarse como un símbolo de innovación, lujo y altura. Para quienes se atrevan a hospedarse allí, el cielo ya no será el límite, sino el punto de partida.