Simón Levy: Entre Acusaciones y Polémica en la Arena Política Mexicana

Simón Levy enfrenta señalamientos por agresiones, irregularidades y desinformación, marcando su trayectoria.Ciudad de México, 19 de agosto de 2025 – El aire denso de Polanco, cargado del bullicio de autos y el eco de construcciones, se torna aún más pesado cuando se menciona el nombre de Simón Levy.

Este exfuncionario, alguna vez figura prominente en la administración de Miguel Ángel Mancera, ha sido catapultado al ojo público no solo por su trayectoria, sino por una serie de acusaciones que, como sombras, persiguen su carrera.
Desde agresiones documentadas hasta cuestionamientos por irregularidades urbanísticas, Levy se encuentra en el centro de un torbellino judicial y mediático que refleja la complejidad de la política mexicana: un escenario donde la verdad y la percepción a menudo se entrelazan en un vals de claroscuros.

El caso más resonante ocurrió en 2021, cuando un video viral captó a Levy en un momento de furia, golpeando la puerta de Emma Yolanda Santos González, una mujer de la tercera edad, en un edificio de Campos Elíseos 113. Las imágenes, crudas y perturbadoras, muestran a Levy gritando: “Si no quitas la demanda, te voy a matar”.

El conflicto, según documentos judiciales, surge de un convenio inmobiliario incumplido, donde Levy habría ocupado 273 metros cuadrados más de lo acordado. La Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJ-CDMX) abrió una carpeta de investigación (CI/FIEAE/D/UI-1C/D/00248/11-2021) por amenazas y daño a la propiedad doloso, respaldada por una orden de aprehensión emitida en agosto de 2022. Santos, por su parte, ganó un litigio en 2019 que obligaba a Levy a pagar 1.4 millones de dólares, una deuda que aún resuena en los tribunales.

Levy, sin embargo, no se ha quedado de brazos cruzados. En un giro que mezcla mea culpa con contraataque, ofreció disculpas públicas a Santos en redes sociales, atribuyendo su exabrupto a un “afecto de tiempo” y buscando una “reconciliación”. Pero la narrativa se complica: Levy presentó una contradenuncia, acusando a Santos de intentar agredir a su hijo con un cuchillo, una versión desmentida por el abogado de la afectada, quien presentó un certificado médico que evidencia la incapacidad física de la mujer.

Este episodio, más allá de lo judicial, pinta un retrato de tensiones humanas y errores que, en la política mexicana, suelen amplificarse hasta convertirse en espectáculo.Otro capítulo en la saga de Levy se remonta a su gestión como director de PROCDMX (2012-2018), cuando el proyecto del Corredor Cultural Chapultepec-Zona Rosa desató críticas por presunta corrupción.

Vecinos y medios como Animal Político y Nexos señalaron que Levy favoreció a empresas como Invex y Deutsche Bank en un fideicomiso privado, violando la Ley de Responsabilidades. La denuncia formal ante la Contraloría General del Distrito Federal en 2014, sumada a reportes de una concesión de 40 años y una indemnización de 921 millones de pesos, pintó un cuadro de opacidad.

Aunque Levy ha negado estas imputaciones, su salida como subsecretario de Turismo en 2019, antes de que las acusaciones escalaran, dejó un sabor amargo entre quienes veían en él a un reformador urbano.El eco de las irregularidades urbanísticas resuena también en Polanco, donde Levy fue acusado de autorizar una construcción ilegal en el mismo edificio de Campos Elíseos.

En 2018, Xóchitl Gálvez, entonces delegada de Miguel Hidalgo, denunció la obra, respaldada por un video que mostraba cuatro pisos adicionales no autorizados. Una orden de aprehensión (carpeta 008/0734/2022) por responsabilidad de directores de obra reforzó las acusaciones. Levy, en su defensa, afirmó en 2024 que un juez canceló la orden y que documentos prueban su inocencia, pero su contradicción al demandar a un contratista por trabajos en el mismo sitio levanta cejas.

En un país donde los permisos de construcción son un campo minado, estas acusaciones no son solo legales, sino un reflejo de un sistema donde el poder y el concreto suelen ir de la mano.En 2020, Levy añadió un nuevo capítulo a su controversia al difundir información falsa sobre un pasajero que se negó a compartir vuelo con el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Afirmó que Francisco Javier Quiroz Sandival tenía antecedentes por secuestro, pero medios como Etcétera verificaron que confundió al pasajero con otra persona. Sin pruebas ni disculpas, Levy optó por hablar de un “montaje”, una respuesta que, lejos de aclarar, alimentó dudas sobre su credibilidad.

En un México donde la desinformación es moneda corriente, este episodio, aunque menor, subraya cómo un tuit mal calculado puede convertirse en un boomerang.Pese a las sombras, Levy tiene aspectos a su favor. Su trayectoria como servidor público incluyó iniciativas ambiciosas, como el impulso al turismo en la CDMX y proyectos de movilidad urbana que, aunque polémicos, buscaban modernizar la capital.

Su capacidad para navegar entre la iniciativa privada y el sector público, junto con su presencia en redes sociales, lo han convertido en una figura influyente, capaz de generar debate. Sin embargo, la polarización política mexicana, donde las lealtades cambian como el viento, ha amplificado tanto sus logros como sus tropiezos. Su transición de aliado a crítico de la 4T lo ha puesto en la mira, y aunque niega muchas acusaciones, las pruebas judiciales y documentales no desaparecen con un tuit.

El caso de Simón Levy es un espejo de la política mexicana: un terreno donde el talento y la controversia coexisten, donde las acusaciones, sean ciertas o exageradas, se convierten en armas de doble filo. Mientras las calles de Polanco siguen vibrando con el ruido de las grúas, la pregunta persiste: ¿es Levy un visionario incomprendido o un protagonista más de un sistema que premia tanto la audacia como el escándalo? La respuesta, como siempre en México, está en los matices, en los expedientes judiciales y en las pantallas que no dejan de compartir su historia.

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