Pedro Haces: entre la estrella de Las Vegas y el sindicalismo con rostro femenino

En la política mexicana abundan los discursos reciclados, pero Pedro Haces Barba parece apostar por otro guion: el de un dirigente que presume haber brillado en el espectáculo internacional antes de dar el salto al sindicalismo, y que ahora coloca a las mujeres en el centro de su proyecto laboral.

El diputado de Morena y líder de la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM) recordó que mucho antes de sumarse a la 4T ya había inscrito su nombre en el Paseo de las Estrellas de Las Vegas, gracias a su faceta como empresario cultural. Con Don Bull Productions, fundada en Nevada, generó empleo para más de 3,000 personas y promovió un espectáculo taurino sin sangre que buscó llevar la tradición a públicos internacionales. “Soy gente de trabajo desde mis orígenes”, escribió en redes sociales, subrayando que su historia no empezó en San Lázaro ni con los reflectores de la política.

Pero su narrativa actual se construye en otro terreno: el sindicalismo. Haces presume que nueve de las carteras principales de la CATEM están encabezadas por mujeres, una cifra que lo coloca como referente de paridad en un gremio históricamente dominado por varones de traje y bigote. Y no se trata de posiciones simbólicas: liderazgos femeninos marcan ruta en estados clave como Baja California, Sonora, Nuevo León y Aguascalientes, así como en sectores pesados como la industria automotriz.

“No se puede pensar en un sindicalismo moderno sin la plena participación de las mujeres”, aseguró el legislador, en un guiño a la modernización de una estructura que, durante décadas, funcionó bajo pactos en lo oscurito y liderazgos eternizados.

Así, Pedro Haces busca proyectarse como algo más que un político de coyuntura: un dirigente con pasado internacional y presente paritario. El humor negro diría que de los ruedos sin sangre pasó a la arena parlamentaria, donde abundan las estocadas pero escasean los sacrificios de fondo. Lo indiscutible es que hoy intenta consolidar una imagen distinta: la de un sindicalismo que mira al futuro, con rostro femenino y estrella propia.

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