No es parte del trabajo”: Congreso va contra el acoso laboral

Por Bruno Cortés

 

En la Cámara de Diputados se habló de algo que muchas veces se barre debajo del tapete: el acoso y el hostigamiento laboral. La diputada Catalina Díaz Vilchis, de Morena e integrante de la Comisión de Derechos Humanos, encabezó un foro llamado “Hostigamiento y acoso laboral”, donde se puso sobre la mesa un tema que afecta a miles de trabajadoras y trabajadores, pero que pocas veces se atiende con seriedad: el derecho a un ambiente de trabajo sano y digno.

La legisladora explicó que el objetivo del encuentro es claro: prevenir los factores de riesgo psicológico, proteger la salud física y emocional del personal, y promover espacios laborales más humanos y seguros. Y no se trata de una plática más, sino de entender que detrás de cada caso hay consecuencias reales: ansiedad, estrés, pérdida de productividad y hasta renuncias forzadas que muchas veces se disfrazan de “decisiones personales”.

Durante el foro, Díaz Vilchis agradeció a los especialistas por aportar herramientas concretas. Explicó que las personas que sufren acoso deben documentar cada incidente, buscar apoyo legal o psicológico y, sobre todo, denunciar por los canales internos o ante las autoridades competentes. La idea es romper con el silencio que por años ha permitido que el maltrato laboral se normalice.

Entre los invitados destacó Óscar Enrique Aguilar Meza, abogado especializado en derecho laboral y finanzas públicas, quien se encargó de aterrizar los conceptos clave. Explicó de manera sencilla la diferencia entre el hostigamiento, el acoso y el llamado mobbing, ese término que muchas veces se escucha sin entender del todo. En resumen, el hostigamiento ocurre cuando alguien con poder jerárquico abusa de su posición, el acoso se da entre compañeros sin relación de mando, y el mobbing es cuando un grupo se une para aislar o humillar a una persona.

Aguilar recordó que estas conductas no son “cosas del ambiente laboral”, sino violaciones a los derechos humanos, y que en México existen leyes que las sancionan. Entre ellas, mencionó la Constitución, el Convenio 190 de la Organización Internacional del Trabajo, la Ley Federal del Trabajo, la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, el Código Penal Federal y la Norma Oficial Mexicana 035 de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, que justamente busca prevenir riesgos psicosociales en los centros laborales.

También participó Guadalupe Gema Trejo González, psicóloga especializada en salud ocupacional, quien explicó cómo se comporta una persona acosadora y las secuelas emocionales que dejan sus actos: insomnio, baja autoestima, miedo al entorno e incluso síntomas de depresión. Insistió en que pedir ayuda no es debilidad, sino un paso necesario para frenar el abuso.

El mensaje que dejó el foro es contundente: el trabajo no debe doler ni psicológica ni emocionalmente. Un buen empleo no sólo se mide por el salario, sino por el respeto, la empatía y la seguridad con la que se labora. El reto ahora está en que las instituciones y las empresas realmente apliquen los protocolos, capaciten a su personal y acompañen a las víctimas.

La política pública detrás de este tipo de foros busca algo más profundo: crear una cultura laboral donde la dignidad humana sea prioridad, no un discurso decorativo. Porque cuando el acoso se normaliza, el talento se apaga; pero cuando se combate, el trabajo se convierte en un espacio de crecimiento, no de miedo.

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