Por Juan Pablo Ojeda
La revisión formal del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) arrancará en enero y tiene una fecha límite clara: el 1 de julio de 2026. Así lo confirmó el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, al participar en el Primer Encuentro Nacional de Polos de Desarrollo en la Ciudad de México, donde dejó claro que el objetivo del gobierno mexicano es cerrar este proceso lo más rápido posible y con el menor costo económico para el país.
Ebrard explicó que prolongar la revisión del acuerdo comercial solo alimenta la incertidumbre en los mercados y genera zozobra entre empresas e inversionistas. Por eso, insistió en que julio debe marcar el fin de este periodo de dudas. En su mensaje, también descartó que el proceso electoral en Estados Unidos del próximo año vaya a retrasar o complicar las negociaciones, al señalar que el diálogo comercial sigue su curso normal.
Para dimensionar la relevancia del T-MEC, el secretario subrayó un dato clave: México es el principal comprador de productos estadounidenses. “Nadie le compra más a Estados Unidos que México”, afirmó, dejando ver que la relación comercial no solo es estratégica para el país, sino también indispensable para su vecino del norte.
Del lado canadiense, el panorama también apunta a la continuidad. El primer ministro Mark Carney informó recientemente a ministros territoriales que Canadá está listo para iniciar la revisión del tratado en enero de 2026, lo que refuerza la idea de que los socios comerciales buscan mantener vigente el acuerdo.
El factor de tensión sigue siendo Estados Unidos. El presidente Donald Trump ha planteado públicamente la posibilidad de dejar vencer el T-MEC para negociar nuevos acuerdos bilaterales. Sin embargo, Ebrard ha sido enfático en que, hasta ahora, no hay señales formales que indiquen que el tratado no será renovado. Incluso recordó que, mientras se hacen declaraciones políticas, el proceso de consultas avanza dentro de Estados Unidos.
El T-MEC es mucho más que un documento técnico: regula el intercambio de bienes y servicios en América del Norte, elimina barreras arancelarias y establece reglas claras en temas clave como propiedad intelectual, comercio digital, medio ambiente y derechos laborales. Además, refuerza el contenido regional en sectores estratégicos como el automotriz y abre mayores oportunidades para las pequeñas y medianas empresas.
Con este contexto, la apuesta del gobierno mexicano es clara: cerrar la revisión del T-MEC en tiempo, dar certidumbre a la economía y asegurar la continuidad de un acuerdo que sigue siendo el pilar del comercio regional.
