Por Juan Pablo Ojeda
La movilidad social en México volvió al centro del debate público luego de que la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo destacara que cada vez más mexicanas y mexicanos han logrado incorporarse a la llamada clase media. Con datos del Banco de México como respaldo, la mandataria sostuvo que este avance no es casual ni automático, sino resultado de un cambio de fondo en la forma de entender y repartir el crecimiento económico.
Sheinbaum recordó que desde la campaña y al asumir la Presidencia el 1 de octubre de 2024, su compromiso fue claro: dar continuidad y profundizar el proceso de transformación iniciado en el sexenio anterior. Para ella, la base de ese proyecto es una idea sencilla pero contundente: la justicia social. Bajo el lema de “Por el bien de todos, primero los pobres” y el concepto de prosperidad compartida, el crecimiento dejó de medirse solo en números macroeconómicos y comenzó a evaluarse por su impacto real en la vida de las personas.
La presidenta explicó que el aumento del Producto Interno Bruto, aunque importante, no garantiza por sí solo menos pobreza. Recordó que hay países que crecen a tasas altas, pero donde la riqueza se queda concentrada en unos cuantos. En México, dijo, el crecimiento puede ser moderado, pero aun así permitir que la gente salga de la pobreza si la riqueza se distribuye de manera distinta.
En ese contexto, Sheinbaum enumeró cuatro decisiones clave que, desde su visión, han impulsado la economía y mejorado la distribución del ingreso. La primera es el aumento al salario mínimo, que ha permitido que una mayor parte de lo que se produce llegue directamente a los trabajadores; adelantó que para 2026 habrá nuevos incrementos diferenciados por región. La segunda son los Programas del Bienestar, que solo en 2025 significaron una dispersión directa de 845 mil millones de pesos a la población, fortaleciendo el consumo y la economía local.
A esto se suma la recuperación de obras estratégicas, que generan empleos indirectos y detonan desarrollo regional, así como la inversión privada, tanto nacional como extranjera, que complementa el esfuerzo público y amplía las oportunidades económicas. Para la presidenta, estos cuatro factores no habrían tenido el mismo impacto sin un cambio en el modelo económico.
Sheinbaum subrayó que su gobierno apuesta por una visión centrada en el bienestar, al grado de que esa palabra se convirtió en el sello de los programas sociales. Para su administración, bienestar no es solo una política pública, sino el sinónimo mismo de la transformación: que el crecimiento se note en la mesa, en el salario y en las oportunidades reales de las y los mexicanos.
