Cuando la política abre paso a la música en San Lázaro

Por Bruno Cortés

 

En un recinto que suele asociarse con debates acalorados, votaciones maratónicas y jaloneos políticos, esta vez el Palacio Legislativo de San Lázaro cambió el ruido del pleno por acordes de piano y voces de ópera. El Espacio Cultural de la Cámara de Diputados presentó el último concierto del ciclo “San Lázaro en concierto. Artistas de Bellas Artes”, una iniciativa que busca algo poco común en la política mexicana: acercar la cultura a un lugar donde normalmente se discuten presupuestos, leyes y políticas públicas.

El cierre del programa estuvo a cargo de la pianista Salomé Herrera y el tenor Alejandro Luévanos, quienes ofrecieron un repertorio con obras de Robert Schumann, Claude Debussy, Gabriel Fauré, Giacomo Puccini y Georges Bizet. Música clásica, sí, pero en un contexto distinto: el corazón del Congreso. La presentación fue impulsada por la Junta de Coordinación Política, que preside el diputado Ricardo Monreal Ávila, junto con la Secretaría General y la Secretaría de Servicios Administrativos y Financieros, como parte de una estrategia para darle un uso social y cultural a un espacio público que, al final del día, pertenece a la ciudadanía.

Aquí es donde la política pública se vuelve más fácil de entender. No se trata solo de leyes o números, sino de decisiones sobre cómo se usan los recursos públicos y qué tipo de actividades se promueven desde el Estado. Abrir San Lázaro a la cultura es un mensaje claro: el Congreso no solo legisla, también puede ser un punto de encuentro entre la política y la vida cultural del país. Con este concierto se dio por concluido el programa cultural de 2025 en el Palacio Legislativo, que se retomará a finales de enero de 2026.

Salomé Herrera, con una trayectoria sólida y reconocida a nivel internacional, es un ejemplo de cómo la formación artística mexicana dialoga con el mundo. Estudió en México, Italia y Francia, donde obtuvo medalla de oro en el Conservatorio Superior de París. Ha tomado clases magistrales en Viena y Budapest, ha sido jurado en conservatorios franceses, fue becaria del Fonca y desde 1984 se presenta como solista en orquestas y recitales de música de cámara y piano. Además, forma parte del grupo concertista de Bellas Artes, lo que refuerza el peso institucional del evento.

Alejandro Luévanos, por su parte, representa a una nueva generación de cantantes mexicanos con presencia internacional. Ganador del Concurso Internacional de Música de Manhattan en Carnegie Hall en 2022 y reconocido por la Metropolitan Opera House en 2021, ha participado en producciones operísticas en Alemania, Estados Unidos, Asia y México. Ha cantado en escenarios emblemáticos como el Carnegie Hall de Nueva York, la Civic Opera House de Chicago, el Palacio de Bellas Artes y el Cenart, y ya tiene contrato para interpretar La Traviata de Verdi con la Ópera Nacional de Finlandia en 2026.

Más allá del concierto, el mensaje político es claro: cuando el Congreso impulsa este tipo de actividades, también está definiendo prioridades culturales y enviando una señal sobre el papel del Estado en la promoción del arte. En tiempos donde el debate público suele centrarse solo en la confrontación, San Lázaro cerró el año recordando que la política pública también puede escucharse en clave de piano y ópera.

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